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La Vida De Un Botella De Plástico

La vida de un botella de plástico

La vida de una botella de plástico es interesante. Antes de formarse, era una gota de petróleo. Hoy es símbolo de costumbres saludables y buena línea, compañero incansable de hombres y mujeres fit.

Podría decirse que enterradas a profundidad, millones de botellas de plástico flotan en un caldo primigenio. Sin forma, en el calor y la oscuridad de la tierra. Ahí están, en el caos original, hasta que son extraídas por la industrialización. Miles de empresas sacando el aceite de la tierra para su beneficio y prosperidad.

Buena parte de ese caldo geológico impulsará industrias y vehículos y llevará energía a los hogares de las personas. Otra parte calentará al que tiene frío y mantendrá alimentos debidamente refrigerados. Y una fracción saldrá de la refinería convertida en materia prima para una infinidad de usos plásticos. Uno muy conocido, el PET (Polietileno), utilizado en millones de botellas de agua y otros líquidos.

En forma de esferas o pellets, el PET será llevado a una compañía fabricante de botellas de plástico. La materia prima será puesta en una máquina de inyectado, soplado o estirado para formar una botella, transparente y ligera. Esterilizada, etiquetada y finalmente llenada con algún líquido de la sociedad moderna.

¿Cuál es el problema del plástico?

Nuestra botella es una de las 480 mil millones de los envases PET que se venden en el mundo cada año. Desde su fabricación hasta su uso final, una botella tiene unos cuantos meses de vida útil. Si termina en un relleno sanitario o tiraderos clandestino tardará entre 450 y 700 años en descomponerse. 80% de los desperdicios en el mundo acaban ahí. La botella de plástico tiene una vida larga.

Lamentablemente, una parte terminará en el océano. Según las estadísticas, demasiado plástico llega anualmente al mar. Ahí se producen las islas de basura y plástico que ha matan un millón de aves marinas y 100 mil mamíferos marinos al año. México es un país en donde apenas 11 a 12% del plástico es reciclado. Cerca de otro 10% entra al coprocesamiento.

México, como otros países, encontró un invaluable apoyo en las tecnologías de reciclaje y coprocesamiento. Hoy una botella de agua debería tener idealmente como final la planta de reciclado, que la devolverá a su estado de pellet, para ser procesada de nuevo.

La segunda opción es aprovechar su potencial calorífico al 100% por medio del coprocesamiento, que aprovecha el plástico como un combustible más limpio y eficiente, incluso que los hidrocarburos que normalmente mantendrían encendidos los hornos de la industria cementera. Y, se aprovechan los minerales contenidos en los plásticos como materias primas en la producción de cemento.

De esta forma, nuestra botella de agua se reintegra de forma segura y completa a nuestro medio, como energía. Así completa su círculo de una forma mucho más armoniosa que yaciendo en el relleno sanitario o flotando en el mar.

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