El coprocesamiento es una buena opción para la gestión de residuos. Utiliza la óptima mezcla de materiales usados como plásticos, maderas, llantas, líquidos, lodos de proceso y empaques para crear un combustible alterno.

El modelo de jerarquía en la gestión de residuos es universalmente aceptado y establece el orden preferido para el manejo de residuos. Es un marco conceptual para priorizar los mejores hábitos y prácticas en la materia. Comienza a nivel individual y se extiende hasta las industrias y municipios.
Sin duda, lo más deseable es reducir la utilización de productos y materiales que generan residuos. Por ejemplo, bolsas y envases de plástico, popotes y envolturas redundantes. Si no podemos reducir el uso, entonces reutilizar es la siguiente mejor opción. Esto incluye darles una segunda vida a botellas de plástico, cajas o plásticos de empaque.
Todo lo que no podemos o queremos reutilizar debe ser separado en la basura que generamos para que sea más fácil su reciclaje. Sin embargo, hay residuos que no se pueden reciclar o hacerlo resulta muy difícil. Por ejemplo, un blíster de plástico con aluminio u otros materiales adheridos no es apto para el reciclaje. En estos casos, el coprocesamiento es una buena opción.
Frecuentemente, el coprocesamiento se confunde con la incineración de residuos. Como se puede apreciar en la gráfica anterior, el primer método es más deseable. El coprocesamiento recupera 100% del valor calorífico de los residuos y recicla los minerales que contienen.
En México, la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos define el coprocesamiento como la integración ambientalmente segura de los residuos generados por una industria o fuente conocida como insumo a otro proceso productivo.
¿Cuáles son las ventajas del coprocesamiento en comparación con la incineración de residuos?
En el coprocesamiento, la parte combustible de los residuos proporciona la energía necesaria para el proceso de fabricación de clinker (una materia prima del cemento). También se reciclan o reincorporan en el producto final algunos de los minerales contenidos en los residuos, tales como óxidos de calcio, aluminio y hierro.
Un ejemplo de esto es el óxido de hierro que se recupera de las llantas usadas, cuando éstas se usan en los hornos de cemento. En este caso, el mineral (hierro) acaba formando parte del producto terminado (cemento).
Un proceso típico de incineración deja hasta 30% de nuevos residuos (cenizas, a menudo peligrosos) que deben eliminarse. Desde un punto de vista técnico, el coprocesamiento en hornos de cemento ocurre a una temperatura más alta y un tiempo de estancia más largo. No deja cenizas adicionales. Simplemente, el coprocesamiento es mejor que la incineración.
Otra ventaja es que los hornos de cemento ya existen y, por lo tanto, la inversión adicional en el tratamiento de residuos es relativamente menor. Es decir, no es necesario construir nuevas plantas incineradoras. Por último, la eficiencia de recuperación de energía del coprocesamiento es mucho mayor a la de incineración de residuos.
El coprocesamiento para la gestión de residuos es aprobado y recomendado por el Programa de las Naciones Unidas (PNUMA) en el Convenio de Basilea. El Acuerdo Multilateral sobre Medio Ambiente (AMUMA), adoptado el 22 de marzo de 1989, incluye a 170 países. El objetivo es proteger el medio ambiente y la salud humana de los efectos nocivos provocados por la generación, manejo y eliminación de residuos peligrosos.
Para mayor información de dónde contratar servicios de coprocesamiento, consulta: Soluciones de gestión de residuos.