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El Plástico Que No Vemos

El plástico que no vemos

Nueve millones de toneladas de residuos plásticos entran a los océanos cada año. Con el tiempo, esta basura se convierte en pedacitos de plástico que no vemos.

Texto basado en el artículo de: Laura Parker, National Geographic

En otros artículos hemos comentado que la mayoría de los residuos que llegan al mar provienen de su manejo inadecuado en tierra. Los residuos visibles, como bolsas y botellas, tienen un efecto inmediato en la fauna marina, desde tortugas y aves hasta ballenas. Los animales se enredan o consumen esta basura, muchas veces causando su muerte.

Lo que pocos saben es que con el tiempo, el sol, el viento y las olas descomponen los residuos en migajas casi invisibles. Una de las grandes preocupaciones es el efecto potencial de este micro plástico (pedacitos ½ centímetro o menos) en la fauna marina, especialmente sobre los peces.

Los peces proporcionan proteínas necesarias para 3 mil millones personas alrededor del mundo. Pero también sirven como alimento diario para millones de aves y otros animales marinos. Los censos demuestran que la existencia de peces en el mar ha disminuido a casi la mitad desde 1970. Las poblaciones de los depredadores más grandes, como el atún, han caído aún más. El declive se debe en su mayor parte a la sobre pesca, pero el manejo inadecuado de residuos en tierra y el cambio climático están teniendo un mayor impacto.

¿Cuál es el problema de residuos plásticos en el océano?

Desde 1970, científicos han encontrado pellets –el material utilizado para fabricar plástico— en el estómago de peces. Estudios más recientes documentan la presencia de micro partículas de plástico en una mayor variedad de peces adultos. La larva de peces ha sido menos estudiada pero sin duda es aún más vulnerable.

Pellets para producti plásticos

“Cualquier estresor seguramente tendrá un mayor impacto en la vida temprana de una especie que en su vida adulta”, asegura Susanne Brander, toxicóloga de la Universidad de Oregon. Esta doctora está estudiando cómo los plásticos podrían afectar el crecimiento de los peces.

A esto hay que sumarle que la mayoría de los peces son malos padres. Algunas especies protegen sus huevecillos en el fondo del océano; otros los protegen adentro de sus bocas. Pero, la mayoría de los peces liberan miles o hasta millones de larva en el océano abierto. Jamás llegan a ver a sus crías. Cuando los pececillos nacen un par de días después, deben cuidarse por sí mismos. No hay de otra.

Los peces recién nacidos se ven deformes, con cabezas enormes y colas apenas formadas. Necesitan comer mucho para que sus cuerpos alcancen el tamaño normal. Mientras que los bebés humanos de desarrollan en la protección del útero, los peces crecen en un difícil y terrorífico mundo acuático.

El desarrollo larval es un camino peligroso en cada etapa de su crecimiento. Para comenzar, estos diminutos organismos deben encontrar comida, normalmente hallada en acumulaciones de materia orgánica sobre la superficie del agua. Estas manchas superficiales son caldos que se forman en las costas, donde se juntan corrientes, mareas y olas. Ahí, se crea una especie de sopa marina que alimenta a millones de especies.

¿Qué dicen los investigadores?

Estudios recientes en Hawaii del oceanógrafo Jamison Gove y el biólogo marino Jonathan Whitney han encontrado que no sólo partículas orgánicas nutritivas se acumulan en las manchas orgánicas de las costas.

Dicen que ahí vamos a encontrar micro plásticos, diminutos fragmentos de basura humana que dan una cuestionable sazón al tema. Tan abundante son esos residuos, muchas veces microscópicos, que los pececillos en estado larval lo están consumiendo desde sus primeros días de vida.

Los resultados preliminares del estudio indican que estos caldos orgánicos de las costas tienen más plástico que larva. En el agua que rodea las manchas, los científicos encontraron casi tres veces más larva que partículas de plástico. Dentro de las manchas, se descubrieron siete veces más micro plásticos que larva. En promedio, se encontró 130 veces más plástico adentro que afuera de las manchas.

Larva con plástico en microscopio

¿Es peligroso comer plástico?

Todavía no se conoce con exactitud el daño causado por la ingesta de plástico. Pero, las pruebas de laboratorio han arrojado algunas pistas. El plástico reduce el apetito y el crecimiento de los peces que lo consumen. A la larga, esto podría afectar la reproducción y las poblaciones de algunas especies.

En su estudio, los investigadores de National Geographic encontraron pequeños hilos de polietileno y polipropileno (usado comúnmente para equipo de pesca), en los estómagos de peces espada, marlín y cinco otras especies. Estos residuos se parecen mucho al alimento preferido de la larva: pequeños organismos y crustáceos de tinte azul con antenas largas y delgadas.

“Estas partículas miden menos de un milímetro, apenas se pueden ver. Esa es la parte que nos preocupa: el plástico que no vemos es el problema”, dice el investigador Whitney.

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